El segundo día de un juicio, esperando a que entre el juez en la salda, el fiscal grita al abogado defensor:
- ¡Es usted un sinvergüenza!
El letrado por su parte le responde, también gritando:
- ¡Y usted es un verdadero ladrón!
Por fin, el juez llega a la sala y les dice:
- Señores, ya que ambas partes se han identificado, podemos dar inicio...
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